Esta semana me ha costado especialmente decantarme por un tema. He barajado varias opciones, juguetes cognitivos o la importancia de premiar intenciones más que resultados y al final he decidido decantarme por este, debido a que me salpica de cerca.
Siempre me gusta recalcar que lo primero que debemos tener claro, es que si queremos aumentar la probabilidad de una conducta debemos reforzarla (ya sea de formar positiva o negativa) y que si queremos disminuir la probabilidad de una conducta deberemos castigarla (las opciones disponibles es el castigo positivo o negativo…). No me gustan las etiquetas (preferiría que mi trabajo hablara por él mismo pero si preguntaran a mi o a mis clientes, sin lugar a dudas, soy un adiestrador en positivo.
Mi experiencia me ha enseñado que la educación o el adiestramiento en positivo no sólo es posible, si no que es la mejor opción, ¡si se tienen los conocimientos suficientes! pero uno de los principales problemas, es que tanto un número elevado de particulares, como de profesionales, tienden a confundir el ser positivo o educar en positivo con ser permisivos y desde mi punto de vista, por desgracia no dispongo de la verdad absoluta es que ser positivo no tiene nada que ver con ser permisivos. Es decir, varios clientes me han comentado casos similares en los que asesorados por adiestradores en positivo, no podían utilizar la palabra no y en consecuencia no disponían de herramientas para que el perro no subiera al sofá.
Suelo aconsejar eliminar las correcciones del tipo ¡NO! o ¡shu! (están asociadas a castigos, no necesariamente físicos, pero si verbales o visuales, pensadlo. Habitualmente después de estas palabras suelen aparecer malos gestos) aconsejo dejar de hacerlo porque generamos unos picos de estrés elevados y el perro no llega a entender el motivo, sin olvidar que gran parte de estrés de nuestros animales se debe a estos toques de atención.
Como dice el título del artículo, positivo no es permisivo y esto ¿que quiere decir? pues que aunque recomiendo no utilizar correcciones, no implica que le deje hacer lo que le da la gana ¡ni mucho menos! trabajo mediante la prevención que es la primera herramienta de la educación y órdenes incompatibles con la acción no deseada. Pongamos unos ejemplos para que se vea de forma mas nítida. Si tenemos un perro que se sube a la gente para llamar la atención, la primera opción es trabajar desde la prevención y esto que quiere decir, que si lo llevamos de la correa (y como es nuestro perro y debemos conocerlo) sabemos que al ver a cierto conocido intentará subirse para saludarlo. Mi consejo es que mantengamos una pequeña distancia de uno o dos metros, para que la correa no llegue hasta esta persona y cuando se calme y esté relajado, acercarnos (progresivamente y con el tiempo no hará falta mantener esta distancia inicial).
Desde un punto de vista de una conducta incompatible. Pongamos que el perro está subido a una persona, saludándola. En vez de gritarle no o utilizar el shu, lo que hago es que le pido que se venga conmigo (lógicamente si está conmigo, no podrá estar subido sobre la otra persona), o que se siente o si sube al sofá que se baje…
En varias ocasiones, retractores de la educación en positivo, me han preguntado que cómo voy a solucionar un problema de agresividad con salchichas (que conste que no utilizo excesivas salchichas, pues considero que existen reforzadores mucho más potentes y lógicamente no lo voy a explicar ahora) pero lo que si puedo argumentar es que la violencia, ¡¡sólo engendra más violencia!!