Cuando un comportamiento que ha sido reforzado previamente deja de reforzarse, no desaparece al momento, si no que habitualmente en primera fase aumenta su frecuencia, mientras que en segunda comienza a extinguirse, este proceso completo se denomina curva de extinción.
Pongamos un ejemplo práctico para comprender mejor esta explicación, cuando entramos en el portal de nuestro edificio apretamos el botón del ascensor (esta conducta ya ha sido reforzada, porque al bajar el ascensor se nos refuerza al no tener que subir andando las escaleras) si un día deja de reforzarse, es decir, no baja el ascensor, no cogemos automáticamente las escaleras, lo que tendemos a hacer es, a apretar con una mayor frecuencia el botón (si siempre que pulso el botón baja el ascensor, ¿por qué hoy no baja?) después de varios intentos cogeremos las escaleras y en los próximos días nuestra frecuencia de pulsar el botón será cada vez menor…
En el adiestramiento es muy importante jugar correctamente con la curva de extinción, por varios motivos, uno es que hace que las conductas se puedan modificar, la frustración de esta fase hace que el perro pruebe distintas conductas que en los moldeados nos da la posibilidad de variar conductas construidas hasta conseguir otras. También es que si unimos la curva de extinción con un programa de refuerzo variable generamos conductas mucho más consistentes.
Otro ejemplo del último caso, que me gusta mucho, es el del coche viejo, si tenemos un coche antiguo que cuando giramos la llave nunca arranca a la primera antes de que un día nos demos por vencidos, habremos probado un millón de veces, mientras que si tenemos un coche nuevo que siempre arranca a la primera, nos daremos por vencidos mucho antes. Esto se debe a que en el caso del coche viejo se ha realizado una secuencia de refuerzo variable, mientras que en el coche nuevo ha sido un refuerzo continuo.
La curva de extinción está presente en nuestra vida en multitud de ocasiones y situaciones distintas, aunque no siempre seamos conscientes.
Nos movemos por cuestiones de refuerzos y recordemos que el refuerzo variable ligado íntimamente a la curva de extinción produce patrones de conducta muy persistentes.
Otro ejemplo es que las parejas que más nos atraen suelen ser las que su comportamiento es ambivalente yendo del si al no de sus besos u otras conductas y en consecuencia generando programas de refuerzo variable.